4 claves que marcarán el futuro de la formación corporativa

4 Claves de la Formación Corporativa

4 claves que marcarán el futuro de la formación corporativa

Durante el Talent Day de Barcelona 2025, encuentro organizado por Equipos y Talento y en el que participamos, líderes de RR.HH. y talento debatieron sobre los nuevos retos de la formación corporativa y el aprendizaje organizacional, dejando una conclusión clara:

La capacidad de aprender, adaptarse y conectar será el motor de la competitividad empresarial en los próximos años.

Y es que los eventos no son solo para hacer networking; son también el espacio ideal para conocer de primera mano las tendencias que marcan la actualidad. Entre los temas más relevantes, uno sobresalió por encima del resto: la llegada de la Inteligencia Artificial, que no solo está transformando el aprendizaje en las empresas desde el ámbito tecnológico, sino también desde la cultura, la ética y la mentalidad.

Pero no solo se habló de IA, también se abordaron cuestiones clave sobre cultura organizacional, motivación de los colaboradores y nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje.

IA con propósito: ética y competencias digitales

La Inteligencia Artificial ya forma parte del día a día de las organizaciones, pero su uso sigue siendo, en muchos casos, desordenado y sin un marco definido. Los expertos coincidieron en la necesidad de establecer políticas de gobernanza que orienten cómo y para qué se utiliza la IA, garantizando seguridad, ética y coherencia con los valores corporativos.

La nueva Ley de IA exigirá a las empresas no solo cumplir con la normativa, sino también comprender el impacto real de sus aplicaciones. Definir procesos, medir resultados y anticipar riesgos se convierte así en una responsabilidad compartida entre tecnología, negocio y personas.

Sin embargo, uno de los grandes retos no es técnico, sino humano:

Solo el 23% de los colaboradores se sienten motivados para desarrollar competencias en IA. Esto pone de manifiesto la necesidad de impulsar la curiosidad, la confianza y la mentalidad de aprendizaje continuo.

Porque la IA no puede reemplazar lo que nos hace humanos, pero sí nos invita a equilibrar el desarrollo tecnológico con el desarrollo de las soft skills: la capacidad de pensar de forma crítica, escuchar activamente, conectar ideas y tomar decisiones con criterio ético.

Cultura de aprendizaje como ventaja competitiva

Durante el evento, se destacó el papel de los profesionales de RR.HH como auténticos arquitectos de cultura, responsables de crear entornos donde aprender forme parte del trabajo cotidiano. Por ello, la formación ya no puede entenderse como una actividad puntual: debe convertirse en un pilar estructural de la cultura corporativa, integrado en los procesos, en la toma de decisiones y en la forma de colaborar.

Fomentar comunidades de aprendizaje, impulsar el pair-working y compartir conocimiento entre equipos son estrategias esenciales para fortalecer el aprendizaje organizacional. Pero hay un concepto que se consolida como clave en este contexto: la learning agility.

Este término hace referencia a la capacidad de aprender rápidamente y adaptarse a nuevas situaciones, desafíos y entornos, aplicando lo aprendido en contextos cambiantes. Implica tener una mentalidad de crecimiento, curiosidad intelectual y disposición para salir de la zona de confort y explorar nuevas ideas y perspectivas.

Las organizaciones con learning agility no solo reaccionan al cambio: lo anticipan, lo interpretan y lo transforman en una ventaja competitiva y entre las habilidades que más destacan están el pensamiento crítico, la escucha activa y la apertura al aprendizaje continuo, cualidades que permiten conectar la experiencia con la acción y aprender incluso de los errores.

En definitiva, una cultura de aprendizaje sólida no se impone: se construye día a día, a través de la confianza, la colaboración y la apertura al cambio.

Talento y motivación: aprender con autenticidad

Las nuevas generaciones esperan de las organizaciones algo más que estabilidad: buscan aprendizaje, equilibrio, personalización y propósito. Valoran entornos donde puedan crecer, sentirse escuchados y ver que los valores de la empresa se traducen en acciones reales.

Sin embargo, los datos reflejan una brecha preocupante:

El 30% de los profesionales en España prevé cambiar de empleo en los próximos 12 meses, y muchos no confían en que su empresa apueste por su desarrollo.

Esta desconexión entre las expectativas del talento y las prácticas corporativas pone en riesgo la fidelización y el compromiso.

Para revertir esta tendencia, las organizaciones deben convertir el aprendizaje en una promesa real, integrándolo en la propuesta de valor al empleado. Esto implica ofrecer itinerarios personalizados, experiencias de desarrollo significativas y líderes capaces de inspirar confianza y crecimiento.

La autenticidad también juega un papel esencial: las personas buscan coherencia entre lo que la empresa comunica y lo que realmente vive. La cultura del aprendizaje debe sentirse, no solo declararse.

Apostar por el desarrollo del talento no solo retiene, sino que fideliza y proyecta una marca empleadora sólida, capaz de atraer a quienes comparten su visión y su propósito.

Learnability y aprendizaje autodirigido

El aprendizaje ya no se imparte, se elige.

Las empresas más avanzadas están creando ecosistemas de aprendizaje autodirigido, donde cada persona asume la responsabilidad de su desarrollo y dispone de presupuestos individuales o de equipo para decidir qué quiere aprender, cómo y cuándo hacerlo.

El reto ya no está solo en ofrecer formación, sino en crear experiencias que conecten el aprendizaje con el propósito personal y con los objetivos del negocio.

La formación se convierte así en un proceso vivo, en el que las personas aprenden, aplican, comparten y generan impacto real.

En este contexto, el concepto de learnability cobra una relevancia decisiva ya que se refiere a la capacidad y la motivación para aprender de forma constante, adaptarse a nuevos entornos y actualizar habilidades de manera proactiva. Implica no solo adquirir conocimiento, sino también desaprender lo obsoleto, cuestionar lo establecido y mantenerse en un estado de curiosidad permanente.

La learnability combina tres dimensiones esenciales:

  • Actitud: la disposición a aprender, explorar y salir de la zona de confort.
  • Aptitud: la habilidad para adquirir y aplicar nuevos conocimientos con agilidad.
  • Ambición: el impulso interno que mueve a cada persona a mejorar y reinventarse.

Porque formar no es solo enseñar: es acompañar a las personas a descubrir su mejor versión profesional y a construir, juntas, el aprendizaje del futuro.

El futuro de la formación corporativa no se medirá solo por la adopción tecnológica, sino por la capacidad de las empresas de mantener vivo el aprendizaje como valor humano y organizacional.

La IA, el learning agility y la learnability marcarán el camino, sí, pero serán las personas (con su curiosidad, su pensamiento crítico y su deseo de seguir creciendo), quienes determinen hacia dónde avanzamos.

No hay transformación sin aprendizaje, ni aprendizaje sin propósito.

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