Los líderes que escuchan activamente provocan una transformación positiva en la relación con su equipo. Es común decir que cada persona tiene dos oídos y solo una boca, y en la escucha activa de eso se trata: escuchar mucho más de lo que se habla.
Atribuir igual importancia a lo que no se verbaliza: los gestos, la expresión facial, las emociones ocultas o compartidas.
Entonces, ¿qué significa en el día a día de la relación con los equipos practicar la escucha activa?
- El protagonista es el otro.
- Mantener el contacto visual, sin desviar la mirada.
- Estar atento, no correr el riesgo de distraerse y «perder» información valiosa de lo que comunica el otro.
- Dar retroalimentación usando el lenguaje y los códigos del otro.
- Atribuir igual importancia a lo que no se verbaliza: los gestos, la expresión facial, las emociones ocultas o compartidas.
- Dar tiempo, animar la conversación y construir paso a paso la confianza que servirá como base para una relación entre líder y equipo.
- Mostrar un interés genuino, querer conocer al otro y entrar en “su” mundo: qué lo motiva, qué expectativas tiene y cuáles son sus sueños.
Practicar el arte del encuentro a través de la comunicación.
Hoy en día, en un mundo cada vez más digital, es esencial garantizar que la escucha activa se mantenga, pues es a través de ella que se mantiene la humanización de las relaciones entre los líderes y sus equipos. Ya sea en entornos de trabajo presenciales, híbridos, remotos o con equipos físicamente dispersos, la escucha activa es el pegamento que mantiene la relación entre las personas.
El resultado se manifiesta no solo en la relación entre el líder y el equipo, sino también en la eficiencia, la productividad y el enfoque colectivo en favor del negocio, porque escuchar activamente también significa colaborar y fomentar el crecimiento del otro. En un momento en que la comunicación se menciona cada vez más como un área crítica en las empresas, la escucha activa permite encontrar soluciones eficaces y mayor alineación con el propósito corporativo.
Es necesario ejercitar esta forma transformadora de escuchar: no tener miedo de escuchar verdaderamente y practicar el arte del encuentro a través de la comunicación.
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